jueves, 30 de abril de 2009

NUBERU

Físicamente, podríamos describirlo como un viejo muy alto y de ojos ardientes, dotado de una enorme barba y puntiagudas orejas, que viste una "pelleya" de cabrito y se cubre con un enorme sombrero negro, que acostumbra a cabalgar sobre los negros nubarrones arrojando pedrisco en los campos y arruinando las cosechas. Aún así, no coincide la descripción que nos aportan los más conocidos folkloristas asturianos, ya que Gumersindo Laverde, aún en el siglo pasado, lo describe como un enano deforme, de rostro tostado, largas melenas y enormes brazos que viste con toscas pieles y lleva sombrero negro de alas de cuervo y baja a la costa tronando tormentas, lo que le hace muy similar al "Escolar" de los vaqueiros; contrasta claramente con el personaje descrito por Bernardo Acevedo, que dice que en su Boal natal, dicen que es enorme, vestido de sayal pardo oscuro y es conocido como "Reñubleiro"; eso sí, también dicen que viene montado en una nube arrojando pedrisco.
¿Llegó a tener este pesonaje la categoría de divinidad en el solar astur? Es probable que todo lo que envuelve al mito del "Nuberu" forme parte de un antiguo culto pre-cristiano, como se puede deducir a partir del hallazgo en Carrio (Villayón) de una pizarra goda del s. VII: se trata de un conjuro, quizá obra de una especie de "tempestarii" al modo de los latinos, que eran especialistas en ahuyentar las tormentas, que lleva grabada de manera significativa y por tres veces, la pentalfa, Muchas veces se le cita con el nombre de Juan de Egipto, Juan Orito, etc., y le acompaña una leyenda repetitiva en toda Asturias, que dice que el nuberu vive en aquel lejano país y prestó ayuda a un asturiano que lo ayudó cuando vino a tirar pedrisco y, al ser "esconxurado", no pudo volar de nuevo sobre la nube; cuando el infeliz paisano, guerreando en aquel lejano país, cae prisionero, éste, aún agradecido, le libera y lo devuelve raudo al solar astur, donde llega a tiempo de impedir la boda de su novia.
Dado su carácter dual, benigno y maligno, las gentes conocían diversas fórmulas para "esconxurarlo", en la que se deja traslucir claramente que el nubero y el diablo no son cosa distinta: la presencia del cura, y más si estaba rodeado de niños, era infalible, siendo míticos en esta labor el de Villanueva de Teverga o el de Xedrez en Cangas del Narcea; infalible era lanzar lejos el zapato del cura, como hacían en Grado; también tocar las campanas de capillas e iglesias (en este menester, había campanas "especializadas", como el famoso "truebanón de Belmonte"; y así, muchas campanas llevan "culebrones" dibujados, porque al fin y a la postre, el nuberu es... el diablo. También se ahuyentaba la tormenta poniendo en la cortada la pala y el rodallu del pan al revés (Tineo); la pala de dientes y de enfornar (Navia), la pala de enfornar y laurel bendito (Villayón), donde, además, tocaban la caracola; el carro del país volcado; poner en la ventana la "piedra'l rayo", que en realidad era un hacha pulimentada neolítica; y, como no, el laurel bendito en Ramos; etc.
Por fin, si todo ello fracasaba, siendo el paisano asturiano tan inclinado a "poner una vela a Dios y otra vela al diablo", recurría a las jaculatorias, siendo las más utilizadas popularmente, con ligeras variantes según el lugar, las de Santa Bárbara ("Santa Bárbara bendita que n'e1 cielo tás escrita con papel y agua bendita. En el nombre de la Cruz, paternoste, amén, Jesús") y San Bartolo, que tiene al diablo atado con una cadena ("San Bartolo se levantó y con Jesucristo se encontró. ¿A ónde vas, Bartolomé? Yo, Señor, con vos iré. Pues voy a darte un don que nunca dí a varón: ónde fueres nombrado, nun caigan rayos nin centellas, nin muyer muera de parto, nin criatura de espanto"). O, como aún recitan en Grandas de Salime: "Tente nube y'a nublado, que Dios pode más que´l diablo; tente nube, tente tú, que Dios pode más que tú".

martes, 3 de marzo de 2009

A COVA DO REI CINTOLO

La Cueva del rey Cintuolo
En Supena, cerca de Mondoñedo está esta cueva. Sus leyendas hablan de fadas, encantos, tesoros y mouros que los guardan. Cintuolo gobernaba en tiempos por aquellos lares en una ciudad que se llamaba Bría. Tenía grandes riquezas y una hija muy hermosa que se llamaba Manfada querida por nobles y plebeyos por sus bondades. Muchos príncipes y grandes señores acudían a rendir visita al rey por ver si podían casarse con su hija pero Cintuolo no tenía prisa por casarla, ni la princesa por casarse. Sus pretendientes eran hombres rudos que habían ganado su fama y posesiones por la guerra, sublevación o asesinato lo cual no aumentaba su valía a los ojos del rey.Una mañana llegó a Bría un joven conde acompañado de unos pocos escuderos. Entre éstos había jóvenes y viejos para los cuales tenía una palabra amable y todos hablaban bien de este conde. Se hizo simpático a los ojos de la princesa y de su padre. Pero al poco llegó otro cortejo con gran acompañamiento de hombres de armas que acampó en la plaza como si fuera tierra conquistada. El jefe, hombre cruel y ya mayor envió un mensaje perentorio a Cintuolo exigiendo la mano de su hija para el rey Tuba de Oretón añadiendo que si no era atendido asaltaría el castillo. El joven conde se ofreció al rey para luchar contra este energúmeno por el amor de la princesa y confiado en que las boas fadas le ayudasen en su esfuerzo.Pero Tuba era un vedoreiro, un brujo; sabía que no era rival en buena lid del joven conde y reunió a sus consejeros, también brujos, para lanzar un encanto para vengarse de Cintuolo. Hubo un horrísono trueno, un gran estruendo y la ciudad se derrumbó sobre las buenas gentes de Bría. Todos perecieron. El conde, que estaba velando las armas, saltó sobre su caballo y atacó al rey brujo al que atravesó con su espada. Al volver al castillo vio que en su lugar había una gran caverna. Entró en ella y sólo encontró grandes piedras y fantásticas columnas pero Brías había desaparecido.Desde entonces, en la cueva hay un encanto, una princesa rubia que puede ser vista al amanecer por el mortal de corazón limpio que pase por allí. Si puede desencantarla quedará dueño de sus riquezas, pero si falla, será devorado por un monstruo que vive en la cueva.

LA XANA

Las Xanas son divinidades acuáticas que habitan en las fuentes, arroyos y lagunas. Su apariencia física es de gran belleza y sólo se muestran al amanecer, preferentemente en la noche de San Juan, peinando sus cabellos con peine de oro. Son poseedoras de grandes riquezas y espléndidos ajuares que tienden a secar sobre la hierba, y en ocasiones aparecen acompañadas de gallinas con pollos de oro.La creencia en estos seres acuáticos se extiende por toda Europa, siendo conocidos bajo diversos nombres y figuraciones: donas y mouras, en Galicia, encantadas y encantadoras en el suroccidente de Asturias, xanes en la zona central de Asturias, inxanas en el oriente asturiano y anjanas en Cantabria, lamias y lamiñak en el País Vasco, donas d'aigua en Cataluña e Islas Baleares; y ya fuera de España, las jans, portuguesas, las fairies irlandesas, las korrigans bretonas, las aguane italianas, las nereidas griegas, las fées francesas, las fenetten alemanas, las rusalki rusas, las nixies nórdicas, etc., que remiten a una antigua divinidad de origen indoeuropeo y a creencias hidrolátricas en torno a una diosa-madre acuática que ha dejado numeroros vestigios en la toponimia asturiana.
Así, por ejemplo, El Pozu l'Encantu, en Bustantigo ( Allande ), La Sienda de la Encantada, en Xiyón ( Cangas del Narcea), Pena la Encantadora, en Irrondo ( Cangas del Narcea), Fonte Xania, en Bisecas ( Salas ), Fonte la Xana, en Quintanal ( Miranda ), la Cueva la Xana, en La Mata ( Grau), el conocido desfiladero de las Xanas, entre Quirós y Santo Adriano; Fonte la Xanuca, en Vidriera ( Llanera ); Peña Xanes, en Cuerries ( Piloña ); Fuente les Encantaes, en Tanes ( Caso ); Fuente de las Conxanas, en Felechosa ( Ayer ); o Cueva de la Injana, en Noriega ( Ribadedeva ).En algunos lugares de Asturias, principalmente en la zona occidental, se atribuye a las xanas o encantadas la formación de fanas o argayos, basándose en la creencia de que cuando finaliza el tiempo del encantamiento se produce un desprendimiento de terreno que arrastra a la encantada con todos sus tesoros hasta el cauce del río más próximo que, finalmente, habrá de conducirla al mar donde tendrá su última morada. Así, por ejemplo, la leyenda de formación de la Fana de Genestaza ( Tineo ), de la Campa l'Asquena o de Veiga la Piedra ( Cangas del Narcea).
Las xanas son dueñas de fantásticos rebaños de ganado que sacan a pastar en la noche de San Juan y que desaparecen tras ellas por el ojo de la fuente al rayar el alba, custodian fabulosos tesoros que reservan como premio a quien sea capaz de romper su encantamento, pueden convertirse en formidables serpientes y son forjadoras de linajes de naturaleza divina, como el apellido asturiano de los Miranda, cuya leyenda fue recojida por Tirso de Avilés ( 1517-1599 ).
En su obra Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Principado, refiere cómo el fundador de la casa de Miranda casó con " una doncella encantada, en demasía hermosa, y en ciertos días del año se tornaba sierpe, en la cual tuvo un hijo y una hija, y al cabo de algún tiempo supo él cómo tornaba sierpe, y aguardóla y ella por entender que él la había visto en aquella figura, tomó los hijos debajo de los brazos y fuyó y pasando un río acaeció que se le cayó la hija, la cual casó con aquél do vienen los del linaje de Miranda". Esta leyenda asturiana entronca con la leyenda francesa del hada Melusina y el señor de Lusignan, compilada por Jean d'Arras en el Roman de Melusine, en la segunda mitad del siglo XIV, en el que Melusina imponía a su marido la condición de no ser vista durante el cual recuperaba su aspecto de serpiente. Pero un día su marido incumple la norma y Melusina se transforma en serpiente alada, mientras que su esposo se retira a un yermo. Según esta leyenda, diversas casas nobles de Francia estarían emparentadas con su linaje. La leyenda melusiniana tuvo amplia difusión en el norte de la península Ibérica a lo largo de la Edad Media, en la que linajes nobiliarios como el de los señores de Vizcaya- según relato del conde de Barcelós en el siglo XIV- se creyeron engendrados a partir de mujeres acuáticas.
Y también durante siglos se creyó que la familia de los Mariños, oriunda de la isla de Lobería ( La Coruña ), fue engendrada por un marino gallego que pescó una sirena con la que tuvo descendientes que durante generaciones se revelaron como grandes marinos y buenos nadadores.Asimismo, varias joyas supuestamente procedentes de los tesoros custodiados por las xanas son hoy objeto de culto litúrgico en algunas iglesias asturianas, como los cálices de oro y plata de Santiago de Aguino ( Somiedo ), Santo Cristo de la Barca ( Tineo ), LA Virgen de la O en Vidural ( Navia ), Santa María de Bisecas ( Salas ), y Santa María de Villanueva 8 Teberga ), las campanas de las iglesias de Genestaza y Pontecastro ( Tineo ) o el manto que cubre las imágenes de Santa olaya en Bixega ( Miranda ), y de San Mateo en Monasterio de Hermo ( Cangas del Narcea ), de los que se dice que fueron cogidos por un lugareño aprovechando el momento en que la xana los sacaba a solear y que, viéndose perseguido por ésta y ya sin escapatoria posible, se salva en el último momento invocando al santo de la parroquia y ofreciéndole la posesión de la prenda robada.
Hay un largo etcétera de relatos-tipo que han poblado desde hace siglos la imaginación y las creencias de nuestros antepasados y que aún hoy- lejos de ser el eco fosilizado de un pasado remoto y precristiano- se manifiestan como creencia viva y actualizada en múltiples variantes locales que se extienden por toda Asturias.

martes, 13 de enero de 2009

EL DIAÑU BURLLON

La figura del diablo que encontramos en la mitología astur es un demonio más bromista que maligno: el “Diañu Burllon”. Este “diañu” se dedica a engañar a los campesinos. Estos hacen una determinada acción con la mejor intención y resulta que finalmente se dan cuenta de que todo era una broma del “Diañu burllón”, que al escuchar la frase tan difundida en Asturias ¡Arreiniego ´l diablu”. Hay que tener en cuenta que en algunas versiones en que aparece el “Diañu burllón” la figura de éste para confundirse con la del “Trasgu”, fenómeno éste que no es extraño en las narraciones de transmisión oral. En algunas ocasiones se presenta en forma humana, generalmente de niño indefenso, (como la historia común de la aldeana que lo encuentra llorando en la caleya y lo lleva a casa, calentándolo en el llar y dándole de mamar, a lo que el ingrato responde, escapando por a "garmayeira" y gritando con risa burlona: "Ajajá, que comí sopes; ajajá, que les comí; ajajá, que te ví el cú; ajajá, que te lu ví"). Aún así, es más común que adopte formas animales, siendo habitual las de cabrito (así nos lo contó una vieja abuela ya fallecida en Puerto de Vega, pues en un concurrido baile que se hacía en una casa del pueblo se presentó un alto y guapo mozo y todas querían bailar con él, hasta que una de las mozas le vio la pata de cabrito y todas echaron a correr y él se desvaneció en el aire, como si hubiese sido un mal sueño); cerdo (hemos recogido en el mismo lugar la leyenda de que una mujer pobre y con muchos hijos encontró un "gochín" sin dueño y lo llevó a casa y lo metió en el cubil y, al día siguiente, cuando le quiso "echar la caldada"; es decir, las sobras de comida, el "gochín" se había esfumado; y de burro (el cuento más conocido y más difundido por toda Asturias es el del aldeano que va a montar en su burro, que se niega a andar y ya cuando logra que camine, éste lo derriba en un lodazal, mientras se levanta de patas y ríe, diciendo: "Tiruli, tirulo, ¿cómo ténes el culo? El paisano, airado, lo llena de palos, mientras le responde "Tirulí, tiruleyas, ¿cómo tán las tus orellas?". En Ponticiella, según Alfredo Álvarez, se le apareció uno al cura cuando iba para Trabada, pero, sabedor que era un diablo, se deshizo de él diciéndole "Jesús, María y José". En la íntima creencia popular, aún quedan los temores a la acción malévola del diaño u diantre; de ahí, las formulillas que aún utilizan nuestros mayores: "Arreniego del demonio"; "Arreniego del pecáu" o "Arreniego de los cotrosos del infierno"; o la más compleja, que transcribe Aurelio del Llano y otros, como esta versión de Allande: Jesús, María y José: Si sos el diaño de ti arreniego; mal año pa ti; doite mierda de gato negro; la Cruz te fago; veite pá las penas de Fontoria".Pero no se asustan demasiado con todo eso: en Figueras les tiran la pila de ocle a los pescadores y en Luarca, hacen ruido en el cantil para asustar a los que están pescando. 0, como hemos recogido en Llendequintana, a los que recogían castañas y las guardaban en la corripia, les hacía burla, diciendo: "Sacude, sacude, que mañá has ter ben d'ellas"; y, efectivamente, al día siguiente, la corripia estaba vacía. Los del occidente tienen justa fama de constructores, y de hecho reciben el nombre de "ARQUITECTOS", ya que un "demo" fue el constructor del puente de Ourubio en Boal (según Bernardo Acevedo) y otro construyó el puente de Salime; por cierto, que al concluirlo, los lugareños, lo tiraron desde él al río para que se ahogase, pero consiguió salir nadando y les gritó desde una roca: "Eh, salime, salime ', dando nombre al pueblo. En Boal también se habla de unos diablillos llamados "DIABRECOS", que tienen apariencia de llimacos y hacen travesuras, descubren conversaciones íntimas. Es un mito de procedencia indoeuropea, que guarda ciertas similitudes con el mito del trasgu, aunque con ciertos matices que le diferencian, ya que el diaño actúa más fuera de casa y, además, es un diablo, que puede adaptar múltiples formas, tanto animales como humanas. En algunas ocasiones se presenta en forma humana, generalmente de niño indefenso, (como la historia común de la aldeana que lo encuentra llorando en la caleya y lo lleva a casa, calentándolo en el llar y dándole de mamar, a lo que el ingrato responde, escapando por la "garmayeira" y gritando con risa burlona: "Ajajá, que comí sopes; ajajá, que les comí; ajajá, que te ví el cú; ajajá, que te lu ví"). Aún así, es más común que adopte formas animales, siendo habitual las de cabrito (así nos lo contó una vieja abuela ya fallecida en Puerto de Vega, pues en un concurrido baile que se hacía en una casa del pueblo se presentó un alto y guapo mozo y todas querían bailar con él, hasta que una de las mozas le vio la pata de cabrito y todas echaron a correr y él se desvaneció en el aire, como si hubiese sido un mal sueño); cerdo (hemos recogido en el mismo lugar la leyenda de que una mujer pobre y con muchos hijos encontró un "gochín" sin dueño y lo llevó a casa y lo metió en el cubil y, al día siguiente, cuando le quiso "echar la caldada"; es decir, las sobras de comida, el "gochín" se había esfumado; y de burro (el cuento más conocido y más difundido por toda Asturias es el del aldeano que va a montar en su burro, que se niega a andar y ya cuando logra que camine, éste lo derriba en un lodazal, mientras se levanta de patas y ríe, diciendo: "Tiruli, tirulo, ¿cómo ténes el culo? El paisano, airado, lo llena de palos, mientras le responde "Tirulí, tiruleyas, ¿cómo tán las tus orellas?". En Ponticiella, según Alfredo Álvarez, se le apareció uno al cura cuando iba para Trabada, pero, sabedor que era un diablo, se deshizo de él diciéndole "Jesús, María y José". En la íntima creencia popular, aún quedan los temores a la acción malévola del diaño u diantre; de ahí, las formulillas que aún utilizan nuestros mayores: "Arreniego del demonio"; "Arreniego del pecáu" o "Arreniego de los cotrosos del infierno"; o la más compleja, que transcribe Aurelio del Llano y otros, como esta versión de Allande: Jesús, María y José: Si sos el diaño de ti arreniego; mal año pa ti; doite mierda de gato negro; la Cruz te fago; veite pá las penas de Fontoria".Pero no se asustan demasiado con todo eso: en Figueras les tiran la pila de ocle a los pescadores y en Luarca, hacen ruido en el cantil para asustar a los que están pescando. 0, como hemos recogido en Llendequintana, a los que recogían castañas y las guardaban en la corripia, les hacía burla, diciendo: "Sacude, sacude, que mañá has ter ben d'ellas"; y, efectivamente, al día siguiente, la corripia estaba vacía. Los del occidente tienen justa fama de constructores, y de hecho reciben el nombre de "ARQUITECTOS", ya que un "demo" fue el constructor del puente de Ourubio en Boal (según Bernardo Acevedo) y otro construyó el puente de Salime; por cierto, que al concluirlo, los lugareños, lo tiraron desde él al río para que se ahogase, pero consiguió salir nadando y les gritó desde una roca: "Eh, salime, salime ', dando nombre al pueblo. En Boal también se habla de unos diablillos llamados "DIABRECOS", que tienen apariencia de llimacos y hacen travesuras, descubren conversaciones íntimas, etc. Se dice también que el "demo" o "diaño" fue el que escondió los tesoros de los moros que se citan en las "Gacetas" y en el famoso "Ciprianillo" (así nos lo refirió un viejo buscador de oro en las minas romanas de La Andina, que nos decía que nunca fueron quién a atopar donde lo tenía escondido). A veces, se presenta como una especie de mano peluda gigante que te empuja y te oprime impidiéndote moverte o dormir y hasta respirar, lo que demuestra la dualidad del personaje, aunque se le da el nombre de 'PESADIELLU", como el de la historia que sigue: un aldeano portaba un cabrito que cada vez pesaba más y de pronto salta de los brazos y se mofa, diciendo: "Ji, ji, jí, mexéi por tí".En esa misma línea de maldad, el "Diablo-Caballo" o "Diablo Saltón" del concejo de Navia invitaba a las mozas a subirse a sus lomos y luego, en carrera vertiginosa, las llevaba al paraje de El Barroso (Soirana) y las despeñaba por el acantilado. Es un malicioso personaje que se transfigura en animales o actúa de una forma no visible siempre con fines maliciosos. Este pícaro diablillo es socarrón, se divierte colándose de forma invisible en las casas para ver desnudarse a las mujeres, o engañando a los campesinos de buena voluntad transformándose en niño abandonado, al cual tienen las mujeres que amamantar y limpiar, o en terco burro, que sale al paso de los pastores cuando regresan al pueblo.